En los últimos meses hemos escuchado mucho
sobre la guerra entre Google y Apple. Se hablan de bordes redondeados, sistema
de zoom, diseño de aparatos y otras tantas características de sus smartphones
que están reservadas para su uso exclusivo; lamentablemente este tema ha
llegado a límites absurdos como el a continuación les contaré.
Durante el 2011 la marca de la manzana y del
androide gastaron más en patentes que en investigación. A muchos no les
parecerá trascendente, opinarán que es su método de protección o que están en
su derecho y tienen algo de razón. Aunque debemos de señalar que hay un daño
colateral: el usuario final.
¿Cómo es que nos afecta esta guerra? Pues
muy sencillo, una de sus consecuencias es que en el precio final del gadget se
incluyen los gastos en patentes que involucre, todas las que requiera, por lo
que nuestro bolsillo no está tan cómodo con ello. Lo peor es que no es la más
grave de las consecuencias.
Otra situación que se genera es que nos
perdemos potencialmente nuevos productos, diversificación en el mercado,
mejores materiales, mayor calidad en el producto. ¿Cómo? Mientras están
invirtiendo en protección de ladrones de ideas, sus desarrolladores dejan de
buscar más calidad en su producto o de idear nuevas soluciones para nosotros.
Sumado a esto habrá otras marcas, marcas que
podrían llegar a ofrecer grandes ideas y que por temor a todos los ceros de
consecuencias que les podrían llegar omiten su participación.
Steve Jobs fue el iniciador de todo esto con
su indicación “si alguien lo puede imaginar nosotros debemos de patentarlo,
aunque no lo vayamos a producir”. Esto demuestra una necesidad de atesoramiento
muy grande que frena el desarrollo y propicia grandes monopolios en la
tecnología.
No quiero ser mal interpretado, admiro a
Steve Jobs y la marca Apple es muy de mi agrado, pero esa estrategia la veo
como un tropiezo muy grande en una increíble carrera de emprendedor e innovador
tecnológico.
Si alguien te imita es porque lo estás
haciendo bien y deberías de buscar maneras de mejorar la imitación no buscar
los medios para derribarla. Ésa sería mi ideología ante esta circunstancia,
lamentablemente no está en mis manos. Esperemos que su guerra no cobre más a
los usuarios y no nos priven de todo el talento que ambas marcas pueden
ofrecer.